Cuentos

Amor a primera vez


Era un día maravilloso cuando Sergio enfiló hacia la playa. Fue el primer de las vacaciones de verano y este año quería pasar dos semanas en Túnez. Cuando llegaba a la playa encontró una tumbona en la que se tumbó para observar las olas que rompían en las rocas. En este momento Sergio la vio, la chica de sus sueños. La chica estaba sentada cerca del agua y parecía estar de capa caída. Sergio se puso como un flan porque no sabía como pudiera hablarla. 


Finalmente, Sergio se metió en la boca del lobo pero casi se le cayeron las alas del corazón.

Sergio: “Hola, soy Sergio, ¿cómo estás?”
Janina: “Hola encantada, soy Janina, es que estoy hecho un lío, pero siéntate por favor.”
Sergio: “¿En qué lío te has metido, pobrecita? Me puedes abrir tu corazón, no pasa nada.”
Janina:”Es que estoy entre la espada y la pared porque no va muy bien con mi novio.”

Janina notó que las lágrimas pugnaban por aflorar por sus ojos, y pestañeó varias veces seguidas para conrolarlas.

Sergio: ”¿Qué pasa con él?”
Janina: ”Creo que mi novio tiene las manos sucias. Siempre se va de juerga con sus amigos y pasa
la noche celebrando. Además, tiran el dinero por la ventana y no sé si se pasan de la raya
cuando se marchan de juerga. Una amiga mía lo vio bailando y ligando con otra chica.”
Sergio: “Así que te ha puesto los cuernos.”
Janina: “No estoy segura, pero puede ser. Dios mío, no quiero llevar cuernos. No me quiere decir
adonde salen y en casa casi ya no hablamos. Me echa en cara que sería demasiado celosa.
También ya no me hace caricias así que los dedos se me hacen huéspedes. Es que le puso
los cuernos a su ex y ya sabes que la cabra siempre tira al monte. Un día le pillé chateando
con una chica. Me trata como si fuera el plato de segunda mesa. Finalmente le he puesto
las cartas sobre la mesa y le dije que así no podemos seguir. De repente, se le cruzaron los
cables y se armó la de San Quintín. Pensaba que no mata una mosca pero en este momento
me hizo papilla. Pues me quería moler a palos. Me trató como el último mono. Además siempre cacarea y no pone huevos..”


Sergio:”¿De veras?”
Janina: “Sí.”
Sergio: “Sé de sobra que sufres mucho por él. La verdad que me dejas atónito.”

Sergio enarcó las cejas. De nuevo, Janina podía notar la presión de las lágrimas en los ojos. A pesar de que intentó dominarlas, notó cómo empezaban a rodar por sus mejillas. Sergio frunció el ceño y se quedó boquiabierto. Sergio la cogió en sus brazos.

Janina: “Gracias que estás aquí. Espero que no me lo ofendas que hablo tanto de mi novio.
Sergio:”Aunque estoy como herido del rayo por tu cuento te quiero echar una mano. Por favor,
cálmate. Pienso que esto te cuesta muchas patadas. Sería mejor que habláramos de otras
cosas. A propósito, ¿de dónde eres?
Janina: “Sí, me conviene. Soy de un pequeñito pueblo cerca de Cádiz, donde Cristo perdió el
gorro.” ¿Y tú?
Sergio: “¡Qué chistoso!”Yo también soy de un pequeño pueblo cerca de Sevilla, en la quinta
puñeta. Además tengo 23 años y estudio la carrera de educación física. ¿Cuántos años tienes
tú y a qué te dedicas?
Janina:Tengo 21 años y estudio también la carrera de educación física. Me encanta la natación y también el baloncesto.


Sergio: “¡Qué bonito! A mí me encanta también el baloncesto y el fútbol.”
¿Qué te parece si quedamos por la noche en la playa? Podríamos ponernos de
veinticinco alfileres y tomar una copa.”
Janina:”Vale, entonces a las 8 delante del bar de la playa. Muchas gracias por haber tenido el oído
fino.”

Se despidieron con un abrazo. Por la noche se encontraron en el bar de la playa

Sergio:” Hola Janina, estás como un tren, de verdad te has puesto de punta en blanco.”
Janina: “Hola Sergio, gracias, tu ropa me gusta también, te queda muy bien como a un santo cristo
un par de pistolas.”
Sergio: “Gracias, ¿que tal? Nos sentemos en la barra.”
Janina:Es que de sopetón mi novio me ha dejado aunque había removido Roma con Santiago para
que todo saliera bien.”

Janina empezó a llorar. Sergio la miró en sus ojos.

Sergio:” Es un cabrón y no te merece. Ha tomado las de Villadiego aunque no sabe lo que ha tenido
una chica fenomenal. Te asisto, querer es poder.
Janina:” Oh Sergio, te agradezco por estar a mí lado. A él le importaba un bledo pero la vida tiene
que seguir. Creo que en un abrir y cerrar de ojos de nuevo estaré feliz.”

Sergio abrió sus ojos como platos y la reconfortó.

Sergio: “Janina, me ladra el estómago, se dice que a buen hambre no hay pan duro pero la verdad
que muero de hambre.”
Janina: “Estoy de acuerdo.”

Sergio y Janina pidieron unas tapas con una botella de vino tinto.

Sergio:Todavía no te he dicho que tienes ojazos, Janina. La verdad que eres un piropo ambulante.”
Janina: ”Gracias, pienso que a veces tengo ojeras, pero me gusta que me das coba.”

Janina esbozó una sonrisa. Sergio la achuchó.

Janina: “Se me encoge el corazón cuando me abrazas. La sensación es increíble, Sergio.”
Sergio: “Tú me cortas el aliento.”
Janina: “Eres un Apolo. Segura que eres un chico que atrae todas las miradas.”
Sergio: “A veces sí, es que tengo un pie en dos zapatos.”
Janina: “Jajajaja, no tienes abuela.”
Sergio: “Estoy bromeando, pues.”
Janina:”Casi me devoras con los ojos.”
Sergio: “Sí, eres guapísima.”

Sin pestañear Sergio la estampó un beso.

Janina: “Sergio, eres un zorro.”
Sergio: “Se me antoja ir a la playa.”

Bajaron a la playa. Janina se sentó en los brazos de Sergio.


Sergio: “Janina, tengo que contarte algo y no tengo pelos en la lengua...”
 Janina:¿Qué pasa?”
Sergio:” Es que no quiero andar con rodeos y ...”
Janina:” Dímelo.”

Janina le miró de soslayo.

Sergio: “Tienes ojos de lince. Es que lo tengo en la punta de la lengua...”
Janina: “No pasa nada.”
Sergio: “Vale voy al grano. Es que cuando te vi fue un flechazo.”

Janina se puso hecho un pavo.

Janina:”Oh Sergio, me engatusas.”
Sergio: “Es la verdad lo que te digo.”
Janina: “Estoy a punto de sucumbir a tus encantos. No sé como consigues meterme en el bolsillo.”

Empezaron a besuquearse. Sergio la abrazó fijamente.

Sergio: “Eres un sol. Me sacas de quicio.”
Janina: “Cuando me besas estoy en el séptimo cielo. Esto me pone a cien.”

En un abrir y cerrar de ojos estaban en pelotas. Sergio empezó a besar cada punto del cuerpo de Janina. Janina le besó su cuello y le estrechó en los brazos.

Janina: “Me encanta que me haces caricias. Me estás tirando.”
Sergio: “Desde la primera vista quería liarme contigo, nena.”
Janina: “A ver si me haces un chupetón.”

Hicieron el amor en la playa... Después se acariciaron.

Sergio: “Ha sido increíble, pichoncito. Ves la Osa mayor, es tan bonita como tú.”
Janina: “Sí, es maravillosa.”

Janina guiñó los ojos.

Sergio: “Cielo, tengo un as en la manga. Aquí te he comprado una pulsera para que no te olvides de
mí.”
Janina: “La verdad que estoy sorbiendo los vientos por ti, Sergio. Estaba muy mal porque no sabía
que pasara con mi ex. Hubiera sido posible que él hubiera salido del armario o lo que sea.
Es que no sabía nada. Y después has aparecido tú y ahora me siento muy segura al lado de
ti. Sabes que yo también tenía la sensación de que había algo entre nosotros cuando nos
vimos. Estoy muy feliz ahora, gracias a ti.”
Sergio: “Me ha costado muchas patadas hablarte porque pensaba que metiera la pata, pero estoy
feliz de que lo haya conseguido. Y seguramente ha valido la pena. Ahora te he conocido, tú
me dejas atónito. Eres un encanto, Janina. Por ti ahora estoy como un Pepe. Estoy colado
por ti, cielo y creo que ya somos uña y carne.”

Le puso un mechón de pelo detrás de la oreja y la besó con cariño por su bella.
Y fueron felices y comieron perdices...

Autor: Yannick Schettler
07.11.2015






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